El sol se cuela por la ventana y le da en la cara a Marcos, este se levanta pesadamente y vuelve a tocarse el pómulo, la hinchazón sigue ahí aunque ya cedio un poco, algo dentro de el le hace creer que ya es tarde y que debe salir de ese cuarto ahora, se pone la misma ropa que ayer traía, sus pantalones negros, la camisa azul claro, el saco gris a cuadros y su infaltable boina, la cual lo acompaña desde que aquel queridisimo amigo se la dio.
Marcos, Marcos, Marcos, un hombre con tu trabajo siempre debería tener una de estas! --
Juan le extiende a Marcos una boina negra igual a la que él mismo porta, recorriendo el vaso de vodka que Marcos tomaba en aquella taberna
Con esto ya tienes una personalidad así ganaras respeto –
Marcos sonríe y la recibe, se la pone, le hace sentir como un caballero que acaba de recibir su espada, se siente mas fuerte, mas poderoso, y con un simple pero sincero gracias se levanta de la silla, deja dinero suficiente para pagar lo que ambos consumieron y se marcha sin mediar palabra...
La marina es un lugar duro, esta diseñado para llevar al límite al hombre, en el caso de Marcos lo hizo valorar cada respiración y cada latido del corazón, es la vida misma.
Marcos camina pensativo por las calles ya desiertas rumbo al hotel, era domingo por la noche, este fin de semana, como muchos otros, había pasado sin pena ni gloria y Marcos había decidido salir a caminar un poco, cuando distinguió entre las sombras de un callejón a dos tipos golpeando a una mujer, generalmente se trata de padrotes que abundan por estas zonas explotando mujeres que han caído en la prostitución, las golpean por no cumplir la cuota y las castigan no dándoles su ración de droga y golpeándolas, Marcos nunca participa de esas peleas aunque sus 1.90 m de altura y su complexión robusta bien se lo permitirían, aprendió a no meterse en donde no lo llaman, de pronto vislumbra una pistola...
Esto no es normal –
Viendo mas detenidamente no hay tabernas ni cantinas cerca, esto esta fuera de todo lo que Marcos había visto, los latidos se aceleran, sus puños se crispan, su quijada se endurece, sabe que debe hacer algo, saca sus manos de los bolsillos y camina sigiloso pero rápido hacía los hombres que están de espaldas, son dos hombres grandes y fuertes pero no mas que Marcos, el único aviso de su llegada es la mirada asustada de la mujer, la víctima del ataque, cuando uno de los atacantes repara en la llegada de Marcos, este ya lo ah golpeado de lleno en la nariz, la sangre no lo deja ver y cae al suelo, el segundo recupera la pistola y trata de apuntar a Marcos, una certera patada al plexo solar hace que olvide la idea,
Nadie va a morir hoy! - Dice Marcos con una voz alterada por la adrenalina, -- quizá tu si! -- el hombre con la nariz rota aun en el suelo ah sacado una segunda pistola, Marcos esta en aprietos, esta cerca del atacante pero no para golpearlo o reaccionar correctamente, los segundos pasan de inmediato, se escucha un disparo…
1 comentario:
Gracias por incluirme entre tus blogs.
Tengo un lunar encima del labio igual al tuyo...qué coincidencia.
Publicar un comentario