Ahi estaba ella

Y ahí estaba ella, parada en el umbral de la puerta, solo podía ver su silueta pero yo sabia que era ella, se notaba su ropa ligera, sus caderas, su figura, decía cosas con voz queda, casi imperceptible, yo no las alcanzaba a entender pero sabia la intención que tenían, ella suelta los brazos, lentamente, baja un poco los hombros despacio, provocándome, adelanta una pierna, en mi mente inicia una melodía sensual que anuncia lo que sucederá, la otra pierna se mueve al frente, avanza, empieza a caminar hacia mi, en una pequeña distancia que al momento parece interminable, se encarga de hacer que el momento de acercarse nunca se borre de mi recuerdo mientras viva, ya a escasos centímetros de mi, lentamente, con suavidad, estira su brazo delgado, como tratando de tocarme, ya percibo su aroma de jazmín, que penetra en mis sentidos y me pide dejar de respirar para contenerlo dentro de mi, su mano que adivino suave, esta a punto de tocarme yo sonrío por dentro y me preparo para experimentar el calor de su cuerpo ya prácticamente sobre mi, en eso mi despertador digital hace su trabajo, me despierta y de la manera más fría posible regreso a mi mundo en mi cuarto de departamento, ahora lo recuerdo, vivo solo, y esa realidad que para algunos es una bendición a mi a veces me quita la sonrisa de la cara.