Mariposas en el estomago

Era un día común llegaba yo a la escuela primaria, traía mi mochila a la espalda y mi chamarra que hacia juego con el uniforme como todos los días, en la formación antes de entrar al salón de repente la vi, ese día en verdad la vi, quizás antes la había visto quizá no, pero la imagen que mi mente imprimió de ella ese día se quedaría en mi mente para siempre, era una niña del otro salón, era LA niña, todo el día me la pase pensando en ella, era una niña de esas que muchos en algún momento sentimos inalcanzable, yo era un niño normal y no encontraba una razón para estar mal conmigo mismo, para no creerme con alguna oportunidad, sentía que esta niña era para mi, me sentía un tigre.

Al día siguiente tenia una estrategia, la vería y le hablaría al cruzármela “por casualidad” en el recreo, así que armado de valor y de inocencia por ser la primera vez que me acercaba a una niña con esas intensiones, algo nervioso llegue y me plante frente a ella, ya sabia lo que tenia que decir, había visto películas, lo había repasado en mi mente una y otra vez, lo había practicado con tantas poses y voces frente al espejo para cuando llegara el momento, y ahí estaba yo, frente a ella, atine a decir hola para llamar su atención, el hola no falla, pensé para mi, como si lo hubiera hecho miles de veces, ella solo se quedo mirándome sin responder, luego de eso, al saber que tenia su atención me empezaron a temblar las piernas, creí que ella lo notaria, me sudaban las manos, por lo que el plan de tomarla de la mano quedaba descartado, y sobre todo las mariposas, sentía tantas mariposas en el estomago que pensé que al abrir la boca se me saldrían a presión, así que no atine a decir nada, a la niña alguien más le llamo a lo lejos y me quede ahí parado, solo, oliendo el perfume que de ella había quedado, con muchas cosas que decir en la mente, mañana si le diría, o tal vez no, depende si me lo permitían las mariposas en el estomago.

Feliz 14 de Febrero.