Me gustaba llegar a su casa, tenia un dejo de tradición y tiempo detenido volando en el aire, mi madre siempre nos pedía que nos portáramos bien en su casa aunque sabia que esa instrucción no era necesaria, al llegar, la puerta de pesada madera se abría con un movimiento conocido de la aldaba.
Mi abuelo no era un tipo especialmente expresivo en sus sentimientos pero siempre veía por todos y porque todos estuviéramos bien, cuentan mis tíos que mi abuelo no aprobaba que jugaran soccer de forma profesional pero ellos lo hacían y supieron que mi abuelo iba a verlos al estadio sin que ellos “se enteraran”, como esa, miles de anécdotas.
Los miércoles era día de jugar baraja, jugaban a la “viuda” una especie de poker con una mano al centro para elegir cartas y mejorar tu juego, esas reuniones eran bonitas, a mi me agradaba asistir aunque en ese entonces yo era muy pequeño para jugar, siempre era lindo ver a los primos y jugar a las escondidas con ellos un rato, los tíos jugaban “viuda” con el abuelo, y se percibía la felicidad en su rostro por tener a su familia reunida.
Una vez fui a visitarlo yo solo, me sentía una persona grande, platique con él en el par de mecedoras que tenia en el vestíbulo, platicamos de muchas cosas, y fue muy agradable descubrir de él cosas que no sabia y que me guardo para mi, cuando me despedía un colibrí se poso en una flor sin dejar de aletear, recuerdo claramente su color verde brillante.
Poco tiempo después supe que el abuelo enfermó, fuimos a visitarlo toda la familia estaba ahi, incluso los tios que nunca veia y gente que yo no conocia, sabiamos todos a donde iba esto y mi madre se despidió de él, mis recuerdos de esos días son vagos y confusos, una parte de mi, no quería que sucediera lo inevitable, una mañana, tranquilo, dejó este mundo, y en él un gran vació que nadie podrá llenar.
A varios años de su muerte me ha dado por recordarlo, es miércoles y con una baraja en mi mano, distribuyo las cartas para jugar yo solo una viuda, “…en tu honor” pienso, y un colibrí verde brillante pasa aleteando por mi ventana como asegurándose de que lo vea.
Mi abuelo no era un tipo especialmente expresivo en sus sentimientos pero siempre veía por todos y porque todos estuviéramos bien, cuentan mis tíos que mi abuelo no aprobaba que jugaran soccer de forma profesional pero ellos lo hacían y supieron que mi abuelo iba a verlos al estadio sin que ellos “se enteraran”, como esa, miles de anécdotas.
Los miércoles era día de jugar baraja, jugaban a la “viuda” una especie de poker con una mano al centro para elegir cartas y mejorar tu juego, esas reuniones eran bonitas, a mi me agradaba asistir aunque en ese entonces yo era muy pequeño para jugar, siempre era lindo ver a los primos y jugar a las escondidas con ellos un rato, los tíos jugaban “viuda” con el abuelo, y se percibía la felicidad en su rostro por tener a su familia reunida.
Una vez fui a visitarlo yo solo, me sentía una persona grande, platique con él en el par de mecedoras que tenia en el vestíbulo, platicamos de muchas cosas, y fue muy agradable descubrir de él cosas que no sabia y que me guardo para mi, cuando me despedía un colibrí se poso en una flor sin dejar de aletear, recuerdo claramente su color verde brillante.
Poco tiempo después supe que el abuelo enfermó, fuimos a visitarlo toda la familia estaba ahi, incluso los tios que nunca veia y gente que yo no conocia, sabiamos todos a donde iba esto y mi madre se despidió de él, mis recuerdos de esos días son vagos y confusos, una parte de mi, no quería que sucediera lo inevitable, una mañana, tranquilo, dejó este mundo, y en él un gran vació que nadie podrá llenar.
A varios años de su muerte me ha dado por recordarlo, es miércoles y con una baraja en mi mano, distribuyo las cartas para jugar yo solo una viuda, “…en tu honor” pienso, y un colibrí verde brillante pasa aleteando por mi ventana como asegurándose de que lo vea.
1 comentario:
Vaya vaya! Bellos recuerdos primo! Saludos y un abrazo a través de la distancia!
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