Capítulo final:
La siguiente imagen que recuerdo es cuando me veía en el espejo atándome la corbata del traje negro, era mi cara pero ya no era yo, algo de mi murió con ella, no cabe duda que nadie sabe realmente, lo que tiene hasta que lo ve perdido, a mí me toco aprender esa lección del modo más difícil, en ese momento me di cuenta de muchas cosas que nunca había descubierto de la vida al lado de Janet, de lo que significaba realmente en mi mundo, las imágenes de nosotros y todo lo que no le dije, daba vueltas en mi cabeza, después, aun como un autómata, recuerdo que estaba ayudando a cargar el féretro con el cuerpo de Janet, luego, seguido de muchas imágenes que están revueltas en mi cabeza, veo como la tierra cubre el ataúd que lleva el cuerpo de la mujer que compartió conmigo todo y se llevaba con él, la mayoría de mis sueños e ilusiones, en ese momento pensé, - es curioso, no eh derramado ni una lagrima por ella... – más que dolor tenia coraje, coraje conmigo mismo por lo inseguro que era, con la vida por injusta, y con el tiempo por inclemente, pero por dentro estaba deshecho, caí en la cuenta de lo irónica que es la vida, - un coche me hizo conocerla y el mismo coche me hace perderla – tiempo después supe que después de dejarme en casa, en una avenida ella iba a exceso de velocidad y un charco en el camino la descontrolo, lo que ocasiono que se impactara de frente con una pared, no llevaba el cinturón, esta vez yo no estaba para fingir estar enojado y hacer que se lo pusiera, me sentía culpable, burlado, si ese día mi padre no hubiera utilizado su coche, yo la hubiera dejado a ella, nada de esto habría pasado, si ella por una vez en su vida se hubiera puesto el cinturón sin tener que estar yo para regañarla, quizás solo estaría recuperándose de unos golpes, y así, como tratando de confortarme a mi mismo, pensé también que nada es eterno y que dentro de todo lo malo, era bueno saber que tuve la oportunidad de conocerla y de decirle lo que sentía por ella, aunque en el fondo, estaba muy enojado, no entendía por que me la arrebataban de esta manera, me sentía tan vulnerable, no tenía por que irse así, cuando todo era maravilloso, ella debía estar conmigo para compartir mi felicidad y mis tristezas y yo las de ella, tenia mucha rabia, quería verla, decirle como la amaba, pero era tarde, lo peor es que me atormentaba el excesivo tiempo que tome en declararle mi amor, perdí demasiado tiempo con mis inseguridades y eso no me lo podía perdonar por que pude haberle dicho mucho antes de mil maneras todo lo que sentía, tuve oportunidades, muchísimas oportunidades, pero solemos tener muchos miedos y prejuicios idiotas, nunca pensé extrañarla como la extrañaba, y me dolía que esto nos pasara a nosotros, incluso en ese momento llegue a dudar de Dios, pensando en todo esto, sorpresivamente una lagrima se escapo de mis ojos.
Después de mucho tiempo y nuevas experiencias vividas, cuando el dolor comenzaba a ser más llevadero, recogiendo el desván, me encontré el periódico de ese fatídico día, sin entender por que me atormentaba hojeándolo buscaba la noticia del accidente, quería saber, aunque en realidad ya lo sabia, me lo habían contado muchas veces, lo había repasado mentalmente en tantas ocasiones, pero quería como siempre buscar respuestas, pero tenia miedo de lo que podría encontrar, y releí todo lo que ya sabia, que el exceso de velocidad y un charco de agua la hicieron perder el control y se impacto con una pared, no llevaba el cinturón de seguridad, yo siempre la regañaba por no usarlo, y ella apenada se lo ponía, si tan solo esa vez hubiera estado con ella para regañarla, para que se apenara, solo una vez mas, pero era ya imposible, y de pronto, al leer ese periódico comprendí que todo era real y que no había forma de regresar el tiempo o negar lo que había pasado, por si acaso creía yo que era un mal sueño, la ultima parte de mi que se negaba a aceptar que se había ido, entendió que ya no estaba, y de repente en vez de buscar respuestas sobre su muerte o peor aun, buscar culpables, me tranquilicé y sonreí ligeramente recordando la imagen de una alegre Janet cuando su carro volvió a encender luego de pasarle batería una noche lluviosa, entonces, me pareció ver el espíritu de Janet como una luz que ascendía hacía el cielo, se convertía en una estrella como ella siempre quiso y se fundía con las nubes y la luz que despedían, busque en mi bolsa la pulsera que una vez le regalé a Janet y que ahora tenia de regreso conmigo para recordarla, al sentirla entre mis dedos, experimente una sensación de confort con Janet y con Dios, ya no estaba molesto, y le pedí disculpas a Dios platique con El en la banca de una iglesia como solo los buenos amigos saben hacerlo y me despedí experimentando la paz de haber aceptado al menos en parte, todo lo sucedido.
Después de mucho tiempo y nuevas experiencias vividas, cuando el dolor comenzaba a ser más llevadero, recogiendo el desván, me encontré el periódico de ese fatídico día, sin entender por que me atormentaba hojeándolo buscaba la noticia del accidente, quería saber, aunque en realidad ya lo sabia, me lo habían contado muchas veces, lo había repasado mentalmente en tantas ocasiones, pero quería como siempre buscar respuestas, pero tenia miedo de lo que podría encontrar, y releí todo lo que ya sabia, que el exceso de velocidad y un charco de agua la hicieron perder el control y se impacto con una pared, no llevaba el cinturón de seguridad, yo siempre la regañaba por no usarlo, y ella apenada se lo ponía, si tan solo esa vez hubiera estado con ella para regañarla, para que se apenara, solo una vez mas, pero era ya imposible, y de pronto, al leer ese periódico comprendí que todo era real y que no había forma de regresar el tiempo o negar lo que había pasado, por si acaso creía yo que era un mal sueño, la ultima parte de mi que se negaba a aceptar que se había ido, entendió que ya no estaba, y de repente en vez de buscar respuestas sobre su muerte o peor aun, buscar culpables, me tranquilicé y sonreí ligeramente recordando la imagen de una alegre Janet cuando su carro volvió a encender luego de pasarle batería una noche lluviosa, entonces, me pareció ver el espíritu de Janet como una luz que ascendía hacía el cielo, se convertía en una estrella como ella siempre quiso y se fundía con las nubes y la luz que despedían, busque en mi bolsa la pulsera que una vez le regalé a Janet y que ahora tenia de regreso conmigo para recordarla, al sentirla entre mis dedos, experimente una sensación de confort con Janet y con Dios, ya no estaba molesto, y le pedí disculpas a Dios platique con El en la banca de una iglesia como solo los buenos amigos saben hacerlo y me despedí experimentando la paz de haber aceptado al menos en parte, todo lo sucedido.
Si bien la vida de Janet aquí en la Tierra había terminado, la mía aun no, conforme iba superando el dolor, mi vida ha sido un constante ir y venir entre la luz y las sombras, conocí nuevos amores, sin olvidarme nunca de ella, nuevos amigos, sin perder los que ya tenia y también han habido nuevas experiencias, los tiempos obscuros han sido más negros y difíciles por que ella no esta ya conmigo para apoyarme, pero los momentos de luz también han sido más brillantes, porque con su partida, aprendí a valorar de nuevo la vida, a apreciar cada momento y cada detalle que antes me parecía cotidiano, a lo largo del tiempo, también aprendí que el amor siempre será mas perdurable que el dolor, y como la vida es un constante aprendizaje, tal vez por eso, esta historia no tenga un fin, ya que siempre pasaran cosas nuevas, solo se que desde ahora, prefiero pensar en ella como la chica a la que le declare mi amor, a la que le dije que nunca me había sentido así con nadie, esa que me sonrío y me dijo que me quería también, aquella que se despidió con una sonrisa de complicidad que siempre tome como una clara señal de amor para mi, la mujer que quise y me dijo "yo también te quiero" … la última vez que vi su rostro.
{Carlos Alberto Olivares Adame}
No hay comentarios:
Publicar un comentario